La psicomotricidad ocupa un lugar importante en la educación infantil, ya que está totalmente demostrado que sobre todo en la primera infancia hay una gran interdependencia en los desarrollos motores, afectivos e intelectuales. Por tanto en los primeros años de la educación del niño/a, hasta los siete años aproximadamente, entendemos que toda la educación es psicomotriz porque todo el conocimiento, el aprendizaje parte de la propia acción del niño/a sobre el medio, los demás y las experiencias que recibe no son áreas estrictas que se puedan parcelar, sino manifestaciones diferentes aunque interdependientes de un ser único: el niñ@.
Está comprobado que a esta edad los niños y niñas se inician en el mundo del juego. A través de ejercicios y técnicas adaptadas a su edad, desarrollan sus capacidades motrices y psíquicas, expresivas y creativas, lo que conlleva centrar su actividad a la coordinación, la flexibilidad, la armonía y técnicas de relajación. Sin olvidar que con la actividad física y el carácter lúdico que recibe, se introducen valores positivos muy importantes para la convivencia y la cooperación entre iguales.
• Conocer y dominar los distintos segmentos corporales.
• Explorar y conocer las limitaciones del propio cuerpo.
• Realizar desplazamientos sobre obstáculos con seguridad.
• Mejorar la capacidad de manipulación de objetos.
• Respetar la normas y reglas de los juegos y actividades propuestas.
• Favorecer la relación del alumno/a con todos sus compañeros en los diferentes juegos y actividades propuestas.